The 6th international latin american cultural studies conference at the University of Pittsburgh april 1-3, 2010
Horacio Sívori
Sobre algunas formas contemporáneas de organización de las homosexualidades masculinas en Argentina y Brasil
El imperativo de la "salida del armario" de la política de la identidad sexual ha instaurado un nuevo tipo de regulación de la sociabilidad homosexual, con consecuencias tanto para la representación pública como para la vivencia íntima de la orientación sexual. Con el propósito de comprender las consecuencias de este régimen de visibilidad con relación a las sexualidades en América Latina, exploro algunas transformaciones sufridas por las culturas homosexuales masculinas en Argentina y Brasil a lo largo de los últimos 40 años, a partir del ingreso de nuevas representaciones de la diversidad sexual en esferas públicas de diversas escalas.
A partir del desentrañamiento racionalizado de la diferencia sexual y su especificación como atributo inherente a la construcción de la persona, camadas progresivamente modernizadas adoptaron el régimen dictado por teorías médicas de la sexualidad, organizado ya no por la jerarquía de los roles de género, sino por la predilección del sujeto en cuanto a su objeto sexual. La transición hacia ese modelo en Brasil fue retratada por Peter Fry en un artículo de 1982, donde recoge el surgimiento de la figura del “entendido”, cuya identidad homosexual es construida independientemente de los roles sexuales que pueda asumir. La misma es llamada “igualitaria”, pues atañe a todos los que tienen o desean relaciones sexuales con personas del mismo sexo y no sólo a quienes ocupan el lugar subordinado (femenino) en la relación sexual. El otro modelo, de carácter jerárquico, correspondería a las formas de organización social de la sexualidad clasificadas como más “tradicionales”, que segregan al “pasivo” de la relación sexual, subordinado en el orden de género, que es quien asume la identidad desviante.
En la América Latina contemporánea, donde el atributo de modernidad es objeto de constante interrogación, se considera a las identidades sexuales localmente configuradas como especies híbridas, al integrar elementos modernos con otros investidos como “tradicionales”. En ese contexto, la adopción del modelo igualitario de atribución de identidades homosexuales es distintivamente asociada a la modernidad como valor.
Propongo entonces examinar algunas curiosas extensiones de aquel modelo: hoy en las grandes metrópolis sudamericanas, la identidad “gay”, uniformemente atribuida a toda persona que se sienta atraída por alguien del mismo sexo, coexiste por un lado con una economía del homoerotismo masculino intensamente marcada por jerarquías de género. Por otro lado, las mismas jerarquías de género operan en la manutención del ethos “discreto” que predomina tanto en el mercado de bienes culturales, materiales y simbólicos como en la esfera de representación política donde actualmente se construyen identidades colectivas homosexuales. Aunque la formación de identidades sea efecto del régimen que instituye a los homosexuales como clase por su orientación sexual y no por su rol de género, esto no implica la adopción de modelos igualitarios de relación, sino un desplazamiento de la producción de abyecciones hacia los ejes tradición/modernidad y discreción/visibilidad, con graves consecuencias para la producción de jerarquías sociales en el horizonte de la diversidad sexual. En este trabajo propongo abordar los efectos políticos y subjetivos de esa inflexión del modelo igualitario, que sustenta una codificación pública del homoerotismo a través de prácticas selectivas de visibilización. Las mismas operan en el entrecruzamiento con otros marcadores de producción de diferencia, como la clase, la raza y el estatus migratorio, que son reelaborados con sentidos específicos en la arena sexual.