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The 6th international latin american cultural studies conference at the University of Pittsburgh april 1-3, 2010

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Leopoldo Brizuela

Fantasmas en el parque: Políticas de la ambiguedad

Fantasmas en el parque es el último libro de María Elena Walsh (1930), poeta y cantautora argentina. Publicado en 2008, a sesenta años de su primer libro de poemas, consagrado por el aval crítico y personal de Juan Ramón Jiménez, y a casi cincuenta años del volumen de versos para chicos que la volvió quizá el más literalmente popular de los escritores de su país, formadora de por lo menos seis generaciones, hilvana textos autobiográficos en una curiosa estructura novelística que, en su fragmentación, representa a la vez el estallido de un país, una subjetividad, y por sobre todo, la ruptura de una actitud de reserva sobre su vida personal.  En un primer nivel, apenas ficcionalizado, Fantasmas… podría definirse como el diario personal de una anciana azotada por el dolor físico que, como tantas, concurre diariamente a leer y escribir al Parque Las Heras, abierto sobre las ruinas de la antigua Penitenciaría Nacional: poco a poco, allí, en el marco de la crisis argentina del 2001, va involucrándose con otras “personas desplazadas” y “recibiendo a los fantasmas” de una decena de personas que jalonaron su vida –objeto cada una de un retrato a la vez tangencial y profundo. La original fusión de géneros narrativos se corresponde con una actitud inclasificable, extremadamente combativa, sobre dos temas claves de nuestra época: el género y la memoria: aunque ni una sola vez se usan las palabras “gay” o “lesbiana” u “homosexual”, casi todos los “fantasmas” podrían clasificarse, simplificándolos quizá, en esas categorías –empezando por la propia autora, quien menciona como al pasar que “Sara” –doble apenas ficcional de la fotógrafa Sara Facio- es su “gran amor”. Al mismo tiempo, Fantasmas… realiza una constante reflexión sobre cómo recordar en literatura lo que, en su momento, se experimentó en secreto. En una especie de trastienda de los grandes escenarios del poder que es el Parque Las Heras, lejos de toda resignación, los personajes de Fantasmas parecen prepararse para salir a escena, y ante la evidencia del fracaso de las grandes instituciones, imponer un furibundo discurso cuyo blanco principal es la familia. Mi análisis enfoca, entre otros temas, la curiosa elección de la “ficción” como vehículo de experiencias que la “no ficción” aun es incapaz de formular; los  principales postulados ideológicos y estéticos queer que podrían derivarse de cada anécdota y, por último, en mi carácter de editor del libro, los avatares de la recepción de este legado, sobre todo en ciertos medios donde lo gay ya es una categoría estética estandarizada, opresiva y, en muchos casos, manipuladora.